Hemos planteado la clase mediante distintas tareas definidas para mejorar la socialización de los alumnos y el gobierno de la clase. Estos trabajos van más allá de ser un recurso para realizar aprendizajes cognitivos de los alumnos. Por tanto son actividades que al mismo tiempo tienen una estructura de socialización del comportamiento y del aprendizaje, tanto para los alumnos como para los profesores.

domingo, 10 de abril de 2011

TALLER LENGUA CASTELLANA NOVENO, DECIMO Y UNDECIMO


POEMA DEL CID

En Valencia con los suyos vivía el Campeador;
Con él estaban sus yernos, Infantes de Carrión.
Un día que el Cid dormía en su escaño, sin temor,
un mal sobresalto entonces, sabed, les aconteció:
Escapose de una jaula, saliendo fuera, un león.
Los que estaban en la Corte sintieron un gran temor;
recogiéronse sus mantos los del buen Campeador,
y rodean el escaño en guarda de su señor.
Allí Fernando González, infante de Carrión,
ni en las salas ni en la torre ningún refugio encontró;
metiose bajo el escaño, tan grande fue su pavor.
Diego González, el otro, por la puerta se salió diciendo con grandes gritos:
-¡Ay, que no veré Carrión!
Tras la viga de un lagar metiose con gran temor;
todo el manto y el brial sucios de allí los sacó.
En esto que se despierta el que en buen hora nació;
de sus mejores guerreros cercado el escaño vio:
-¿Qué pasa aquí, mis mesnadas? ¿Qué queréis? ¿Qué aconteció?
-Es que, mi señor honrado, un susto nos dio el león.
Apoyándose en el codo, en pie el Cid se levantó:
El manto se pone al cuello y encaminose al león.
La fiera, cuando vio al Cid, al punto se avergonzó;
allí bajó la cabeza, y ante él su faz humilló.
Nuestro Cid Rodrigo Díaz por el cuello lo tomó,
y lo lleva de la mano, y en la jaula lo metió.
A maravilla lo tiene todo el que lo contempló.
Volviéronse hacia la sala donde tienen la reunión.
Por sus dos yernos Rodrigo preguntó, y no los halló;
aunque a gritos los llamaban, ni uno ni otro respondió,
y cuando los encontraron, los hallaron sin color.
No vieseis allí qué burlas hubo en aquella ocasión;
mandó que tal no se hiciese nuestro Cid Campeador.
Sintiéronse avergonzados Infantes de Carrión;
fiera deshonra les pesa de lo que les ocurrió.
    Anónimo. Poema del mío Cid (Versión de Francisco López Estrada.)
 

PRUEBA DE COMPRENSIÓN LECTORA  


 1.- ¿Cómo se llamaban las hijas del Cid?  

a) Doña Elvira y doña Sol.
b) Doña Elvira y doña Juana.
c) Doña Juana y doña Sol.

2.- Sus maridos eran:

a) Los infantes de Castilla.
b) Los infantes de Valencia.
c) Los infantes de Carrión.

3.- ¿Qué suceso ocurrió un día? 

a) Que atacaron los moros.
b) Que se escapó un león de la jaula.
c) Que se formó una tormenta.

4.- ¿Cómo se comportaron los infantes de Carrión?

a) Con gran valentía.
b) Con indiferencia.
c) Con cobardía.

5.- ¿Qué hizo Fernando González?   

a) Meterse debajo del escaño.
b) Ponerse tras la viga de un lagar.
c) Salir corriendo.

6.- ¿Dónde se escondió Diego González?  

a) Debajo de la cama.
b) Tras la viga de un lagar.
c) Detrás de las cortinas.

7.- ¿Quién es "el que en buen hora nació"?

a) El Cid Campeador.
b) El infante de Carrión.
c) Fernando González.

8.- ¿Qué hizo el león al ver al Cid?  

a) Levantó la cabeza para verlo.
b) Bajó la cabeza y humilló su faz. 
c) Emitió un rugido.

9.- ¿Qué hizo el Cid con el león?  

a) Lo soltó en el campo.
b) Lo llevó a un circo.
c) Lo llevó a la jaula.

10.- Los infantes de Carrión se sintieron:  

a) Orgullosos.
b) Avergonzados.  
c) Contentos.

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ORFEO Y EURÍDICE

                Cuentan las leyendas que, en la época en que dioses y seres fabulosos poblaban la tierra, vivía en Grecia un joven llamado Orfeo, que solía entonar hermosísimos cantos acompañado por su lira. Su música era tan hermosa que, cuando sonaba, las fieras del bosque se acercaban a lamerle los pies y hasta las turbulentas aguas de los ríos se desviaban de su cauce para poder escuchar aquellos sones maravillosos.
                Un día en que Orfeo se encontraba en el corazón del bosque tañendo su lira, descubrió entre las ramas de un lejano arbusto a una joven ninfa que, medio oculta, escuchaba embelesada. Orfeo dejó a un lado su lira y se acercó a contemplar a aquel ser cuya hermosura y discreción no eran igualadas por ningún otro.
    - Hermosa ninfa de los bosques –dijo Orfeo-, si mi música es de tu agrado, abandona tu escondite y acércate a escuchar lo que mi humilde lira tiene que decirte.
    La joven ninfa, llamada Eurídice, dudó unos segundos, pero finalmente se acercó a Orfeo y se sentó junto a él. Entonces Orfeo compuso para ella la más bella canción de amor que se había oído nunca en aquellos bosques. Y pocos días después se celebraban en aquel mismo lugar las bodas entre Orfeo y Eurídice.
    La felicidad y el amor llenaron los días de la joven pareja. Pero los hados, que todo lo truecan, vinieron a cruzarse en su camino. Y una mañana en que Eurídice paseaba por un verde prado, una serpiente vino a morder el delicado talón de la ninfa depositando en él la semilla de la muerte. Así fue como Eurídice murió apenas unos meses después de haber celebrado sus bodas.
    Al enterarse de la muerte de su amada, Orfeo cayó presa de la desesperación. Lleno de dolor decidió descender a las profundidades infernales para suplicar que permitieran a Eurídice volver a la vida.
    Aunque el camino a los infiernos era largo y estaba lleno de dificultades, Orfeo consiguió llegar hasta el borde de la laguna Estigia, cuyas aguas separan el reino de la luz del reino de las tinieblas. Allí entonó un canto tan triste y tan melodioso que conmovió al mismísimo Carón, el barquero encargado de transportar las almas de los difuntos hasta la otra orilla de la laguna.
    Orfeo atravesó en la barca de Carón las aguas que ningún ser vivo puede cruzar. Y una vez en el reino de las tinieblas, se presentó ante Plutón, dios de las profundidades infernales y, acompañado de su lira, pronunció estas palabras:
    - ¡Oh, señor de las tinieblas! Héme aquí, en vuestros dominios, para suplicaros que resucitéis a mi esposa Eurídice y me permitáis llevarla conmigo. Yo os prometo que cuando nuestra vida termine, volveremos para siempre a este lugar.
    La música y las palabras de Orfeo eran tan conmovedoras que consiguieron paralizar las penas de los castigados a sufrir eternamente. Y lograron también ablandar el corazón de Plutón, quien, por un instante, sintió que sus ojos se le humedecían.
    - Joven Orfeo –dijo Plutón-, hasta aquí habían llegado noticias de la excelencia de tu música; pero nunca hasta tu llegada se habían escuchado en este lugar sones tan turbadores como los que se desprenden de tu lira. Por eso, te concedo el don que solicitas, aunque con una condición.
    - ¡Oh, poderoso Plutón! –exclamó Orfeo-. Haré cualquier cosa que me pidáis con tal de recuperar a mi amadísima esposa.
    - Pues bien –continuó Plutón-, tu adorada Eurídice seguirá tus pasos hasta que hayáis abandonado el reino de las tinieblas. Sólo entonces podrás mirarla. Si intentas verla antes de atravesar la laguna Estigia, la perderás para siempre.
    - Así se hará –aseguró el músico.
    Y Orfeo inició el camino de vuelta hacia el mundo de la luz. Durante largo tiempo Orfeo caminó por sombríos senderos y oscuros caminos habitados por la penumbra. En sus oídos retumbaba el silencio. Ni el más leve ruido delataba la proximidad de su amada. Y en su cabeza resonaban las palabras de Plutón: “Si intentas verla antes de atravesar la laguna de Estigia, la perderás para siempre”.
    Por fin, Orfeo divisó la laguna. Allí estaba Carón con su barca y, al otro lado, la vida y la felicidad en compañía de Eurídice. ¿O acaso Eurídice no estaba allí y sólo se trataba de un sueño?. Orfeo dudó por un momento y, lleno de impaciencia, giró la cabeza para comprobar si Eurídice le seguía. Y en ese mismo momento vio como su amada se convertía en una columna de humo que él trató inútilmente de apresar entre sus brazos mientras gritaba preso de la desesperación:
    - Eurídice, Eurídice...
        Orfeo lloró y suplicó perdón a los dioses por su falta de confianza, pero sólo el silencio respondió a sus súplicas. Y, según cuentan las leyendas, Orfeo, triste y lleno de dolor, se retiró a un monte donde pasó el resto de su vida sin más compañía que su lira y las fieras que se acercaban a escuchar los melancólicos cantos compuestos en recuerdo de su amada.
        Metamorfosis (Mitología Griega).

PRUEBA DE COMPRENSIÓN LECTORA

1) ¿En qué país vivía Orfeo?

a)  Roma.
b)  Grecia.
c)  Mesopotamia. 
 


2)  Eurídice era:
a) Una hermosa niña.
b) Una chica divertida.
c) Una ninfa de los bosques. 

3)  ¿Qué cualidades encontró Orfeo en Eurídice?
a) Hermosura y discreción.
b) Juventud y alegría.
c) Humildad y sencillez. 

4) Orfeo compuso para Eurídice:
a) Una sinfonía del bosque.
b) Un concierto de lira.
c) Una bella canción de amor. 

5) ¿Por qué murió Eurídice?
a) Porque los dioses la condenaron.
b) Porque le mordió una serpiente.
     c) Porque la felicidad siempre es corta.

6) ¿Qué laguna separa el reino de la luz del reino de las tinieblas?

a) La laguna Estigia.
b) La laguna de Gallocanta.
c) La laguna de los dioses.



7) El dios de las profundidades infernales es:
a) Carón.
b) Neptuno.
c) Plutón.                  


8) ¿Qué condición puso Plutón a Orfeo?

a)    Tocar un concierto con su lira.
b) No mirar a Eurídice antes de atravesar la laguna Estigia.
c) Componer una canción de amor.  

9) ¿Por qué Orfeo giró la cabeza para ver a Eurídice?

a) Porque tenía prisa de verla.
b) Porque no se fiaba de Plutón.
c) Porque tenía dudas e impaciencia.  

10) Eurídice se convirtió en:

a) Una columna de humo.
b) Un montón de cenizas.
c) Una columna de sal.

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